lunes, 30 de agosto de 2010



Odio como me hablas y tambien tu aspecto. No soporto que lleves mi coche y que me mires asi. Aborrezco los zapatos que llevas y que leas mis pensamientos. Odio que me mientas y que tengas razón. Me repugna tanto lo que siento que hasta me salen las rimas. Odio que alegres mi carazón, pero aún más que me hagas llorar. Odio no tenerte cerca y que no me hayas llamado. Pero, sobre todo, odio no poder odiarte, porque no te odio, ni siquera un poco, nada en absoluto.

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