domingo, 17 de enero de 2010


Cerro los ojos para no sentir vértigo, para ignorar la luz.Se estremeció, hacia mucho frio.Le extrañaba aquella flajedad, como convalecencia juvenil, aquel deseo de llorar en brazos de alguien. Volvió a mirar el reloj.Ya no. Estaba claro que ya no venia.Y la echaba furiosamente de menos, como un sueño evaporado,disparatado , absurdo.

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